Juan Mata (Burgos, 26 años) recibe a EL PAÍS en un modesto hotel a las afueras de Manchester, al sur, mientras el sol lucha en balde contra el denso manto grisáceo que oscurece la ciudad. “Aquí nubes y lluvia casi todos los días, como en Asturias”, detalla. Luce una barba cuidada y ropa de sport. Lo ha ganado casi todo. Acude a la cita tras un entrenamiento en Carrington, cuartel general de su equipo, el laureado United. La charla, con café y té de por medio, fluye en torno al fútbol, Inglaterra y la vida: “Cuando sales de casa con 15 años debes madurar a la fuerza”.
Pregunta. Lleva ya casi un año en Manchester. ¿Es tan áspera la ciudad cómo cuentan?
Respuesta. ¡Qué va! La gente de aquí, la del norte, es bastante más cercana que la del sur. Esta es la verdadera Inglaterra, la profunda. En Londres, por ejemplo, todo va mucho más rápido y cada uno va a lo suyo. Manchester es muy industrial, pero también tiene mucha vidilla, un buen ambiente universitario y el casco antiguo es bonito.
P. Entonces, ¿Londres o Manchester?
R. Comparar Londres con cualquier ciudad del mundo es complicado. Para mí es increíble. Casi todo lo que te puedas imaginar lo tiene. Aquí, sin embargo, la forma de vida es mucho más tranquila. En Londres vivía en un piso, en el centro de la ciudad, y aquí he optado por una casa a las afueras, cerca de la ciudad deportiva.
P. La causa de que usted esté hoy aquí tiene nombre y apellido: José Mourinho.
R. Nunca sabes qué te va a deparar la vida. Llevaba dos temporadas fantásticas, ganando títulos, me habían elegido mejor jugador del año tanto los compañeros como los aficionados… Pero llegó él y empecé a tener pocos minutos. Ni para bien ni para mal, no teníamos relación, no había diálogo. Yo no era feliz, aunque siempre di el máximo y respeté a mis compañeros. Después vino a buscarme el United, quería jugar el Mundial y no me lo pensé.
P. Estuvo en Brasil, pero Del Bosque no le ha citado en las dos últimas convocatorias. ¿Tiene la sensación de que debe recuperar un terreno perdido?
R. Quizá siento que se me valora más en Inglaterra que en España. Desde que debuté con la selección, a los 20 años, he ido a todos los campeonatos importantes. Necesitaba jugar, así que decidí venir aquí. Ahora no me ha citado, pero no busco excusas o justificaciones. Sigo trabajando igual que siempre para rendir al máximo. A partir de ahí, la decisión es de Vicente.
P. Ha pasado por la cantera del Madrid, Valencia y Chelsea. ¿Qué significado tiene jugar en el United?
R. Es muy poderoso. Lo notas desde el principio, tanto por el volumen de aficionados como por la estructura de club. Te enorgullece ver cada mañana que perteneces a una entidad tan grande. Solo hace falta darse una vuelta por el museo de Old Trafford para saber qué significa llevar este escudo
P. El relato del United es muy romántico, la mística adorna su historia. ¿No ha olvidado el fútbol todo esto?
R. Sí, probablemente sí. Hoy día se camina hacia la publicidad y los ingresos, sobre todo los televisivos. En la Premier se maneja todo esto como en ningún otro sitio. En España, por ejemplo, se debería hacer algo con los horarios. Este es el escenario ideal para que tanto los aficionados como el futbolista disfruten.
P. ¿Y cuál es el instante en el que más ha disfrutado?
R. En Manchester la rivalidad con el City es muy grande. Lo palpas en la calle, entre la gente. Pero en Inglaterra no he sentido nada tan fuerte como un United-Liverpool. ¡Qué partidos!
P. ¿Qué adversario le ha impactado más?
R. Van Persie, Bale y Luis Suárez. Con este último, cuando jugábamos contra el Liverpool, tenía la sensación de que él solo iba a ganarnos el partido. Era un 70% de su equipo. Y de mi equipo... Tengo compañeros muy buenos, como Rooney, pero me sorprendió mucho Januzaj. Es buenísimo. Lo ves día a día y tiene una zurda privilegiada. Debe tener paciencia; si la tiene estaremos hablando de un jugador extraordinario.
P. Entonces, ¿cómo en Inglaterra en ningún sitio?
R. La Premier te enamora. Siempre me gustó el fútbol inglés, sus campos… También me gusta la cultura british, el estilo inglés, la música y la moda; el rollo mod que hay. Para el jugador, la vida aquí es mucho más tranquila. Hace poco me lo comentaba Di María. Vienes, entrenas, no entra nadie en la ciudad deportiva y te vas a tu casa tranquilo. Hay mucha más privacidad.
P. Habla de Di María. Algunos entienden que el Madrid hizo negocio con los 75 millones que percibió del United, una cifra récord. ¿Qué opina usted?
R. A mí [el club desembolsó 45 millones por él] me pasó algo parecido en su día. Ahí, el jugador no puede hacer nada, solo ser profesional. Ángel es un fenómeno. Aporta muchísimas cosas, es muy intenso con el balón, muy eléctrico. Intimida, hace que la defensa rival se cierre mucho y se repliegue.
P. ¿Y qué me dice de Falcao?
R. Es una magnífica persona, muy humilde, y un goleador de primerísimo nivel. Es impresionante cómo se mueve en el área, cómo está siempre al rechace. Es instinto puro. Tuvo una lesión importante, pero ya está recuperado.
P. El United invirtió 190 millones en fichajes, más que ningún otro club en Europa. ¿Por qué le está costando tanto despegar?
R. Hubo muchos cambios importantes. El entrenador, el sistema, muchos futbolistas nuevos… El propio Van Gaal advirtió al principio que íbamos a pasar tres meses difíciles. Hemos tardado, pero vamos arrancando. Este es, probablemente, el equipo con más soluciones ofensivas en el que he jugado.
P. ¿Tan fiero es Van Gaal?
R. Tiene muchísima experiencia y puedo aprender muchísimo de él. Es duro cuando lo debe ser. Dice las cosas de manera fuerte, intensa, pero después es una persona muy cercana con los jugadores. Le gusta hablar mucho con nosotros, preguntarnos qué opinión tenemos de los ejercicios que hacemos en los entrenamientos. Alguna vez habla de Guardiola, de cómo le indicaba cosas que a lo mejor él no había visto. Trata de que los jugadores también aportemos soluciones para beneficiar al grupo. Me encanta lo que propone y la idea del fútbol que tiene. Para mí es más importante ser una buena persona que un buen jugador o entrenador, y él lo es. Es un hombre honesto.
P. Después de él, ¿quién manda en el vestuario?
R. Rooney y Fletcher. Llevan la voz cantante porque son nuestros capitanes. El año pasado, cuando llegué, los que tenían la sartén por el mango eran Ferdinand, Vidic y Evra.
P. Según dicen, Ferguson aún maneja los hilos desde la sombra. ¿Es eso cierto?
R. Yo nunca le he visto por la ciudad deportiva, por ejemplo. Sé que viene a vernos todos los partidos, pero no sé hasta qué punto interviene en el club. Aquí es una leyenda.
P. También Giggs, integrado en el cuerpo técnico.
R. Me mandó un mensaje el día que llegué. Me dijo que estaba encantado de tenerme en el club, pero que a la vez estaba triste porque iba a dejar de ser la mejor zurda del equipo. Una broma de bienvenida. De pequeño me fijaba bastante en él porque yo también jugaba en la banda. Me encantaba porque era un extremo puro, de esos que encaraban una y otra vez sin parar.
P. Con la llegada de Ander Herrera ya han formado un pequeño clan español. ¿Qué tal se llevan?
R. De Gea me cuenta que al principio todo fue difícil porque no conocía el idioma. Cuando llegué me ayudó mucho y ahora le echamos una mano a Ander, con el que tengo una relación muy estrecha porque hemos coincidido en las inferiores de la selección y porque nuestra forma de interpretar la vida es parecida. Vivimos los tres en la misma calle, en apenas 100 metros, así que estamos casi todos los días juntos.
P. De Gea se ha asentado y hace poco tomó el testigo de Casillas en la selección.
R. El primer año lo pasó mal. Tuvo que ganar bastantes kilos de músculo y le costó adaptarse. Le dolieron las críticas, pero tiene una mentalidad dura. Es tranquilo pero a la vez tiene una cabeza muy fuerte. Así ha seguido hacia adelante. El año pasado le premiaron como el mejor jugador del equipo y este curso solo hay que ver lo que está haciendo.
P. ¿Qué opina de lo que le está ocurriendo a Casillas?
R. A Iker le tengo mucho cariño y respeto. Conmigo siempre se ha portado fenomenal. Tengo la sensación de que todo se magnifica con él. Todo es o muy bueno o muy malo, no hay término medio. Si la ha parado es porque la ha parado y si no es porque tenía que haberla parado. Así es muy difícil trabajar y estar tranquilo. Parece que en cada partido tiene un examen y eso no es justo. Lo ha hecho todo con el Madrid y con la selección. En otros países le alabarían. El adular a alguien y luego echarle para abajo es demasiado común en España.
P. De nuevo, volvemos al tema del romanticismo…
R. El fútbol, en toda su esencia, es lo que más me gusta; lo que ocurre dentro del terreno de juego. Disfruto jugando, entrenando, aprendiendo. Lo que no me gusta tanto son algunas cosas que lo rodean, injusticias con determinados jugadores, ciertos aspectos de la prensa deportiva, que a veces no funciona con objetividad sino con la subjetividad de las relaciones personales. No me gustan tampoco ciertas cosas que ocurren con los traspasos, con los agentes y demás...
P. Usted es un chico con inquietudes en medio de un mundillo complicado. ¿Se considera un bicho raro?
R. No, para nada. Me considero un privilegiado porque estoy disfrutando del fútbol, que es lo que más me gusta. Solo trato de ser un chico responsable acorde a mi edad, sabiendo siempre que tengo unas responsabilidades y unos privilegios. No entiendo a aquellas personas que no tienen curiosidad, a las que no les interesa aprender o ampliar horizontes, tener estímulos. Soy normal, pero creo que también es bueno tener carácter, querer progresar y ser competitivo. No debe estar reñido con saber comportarse o no salirse de tono.
P. Me cuentan que es un lector ávido. ¿Tiene ahora algo entre manos?
R. Me gustan las biografías. Ahora mismo estoy leyendo Open, de André Agassi. Un amigo me dijo que era bastante intensa y la empecé. Te explica cómo la vida de un deportista de élite, en la que parece que todo es maravilloso, hay otro lado muy difícil de llevar en lo personal porque estás rodeado de mucha presión, de todo el circo.
P. Y sus estudios, ¿cómo van?
R. Es complicado. Estoy matriculado en la Universidad Camilo José Cela, en INEF y Marketing, y los acabaré. No sé cuándo, sin prisa pero sin pausa, pero los acabaré. No debes dejar de estudiar por ser futbolista, sino simplemente posponerlo.
P. Me consta que está muy cerca de su gente. ¿Le ayudan a mantener los pies en el suelo?
R. Sí. Cada vez que tengo un par de días me escapo a Asturias para ver a mis abuelos y mis amigos del colegio, los de toda la vida, suelen venir a verme. Precisamente la semana pasada estuvieron aquí. En Londres mi casa era como una pensión. Venían, salían de marcha y volvían a las mil. Casi no les veía porque yo tenía que entrenar.
P. España vive un momento convulso. ¿Cómo se ve desde la distancia?
R. Estoy muy pendiente porque allí está mi gente, mi familia y mis amigos. En los últimos años, desgraciadamente, hay demasiadas malas noticias en lo económico y lo político: escándalos, injusticias, ahora lo del ébola... Pero confío mucho en la capacidad de la gente de nuestro país y sobre todo en los jóvenes, que están muy preparados. Entre todos podemos darle la vuelta a esto.
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