Como en el duelo final de El bueno, el feo y el malo, Juan Mata, Fernando Torres y Petr Cech se encontraron en el césped del estadio Letnà. Los dos primeros, integrantes de la selección española; el tercero, portero de la República Checa. Los tres, futbolistas del Chelsea. Como en el spaguetti western, hubo un vencedor, Mata, alguien que no pudo disparar, Torres, y un tercer pistolero abatido por un disparo, Cech en este caso.
Los españoles y el checo se saludaron con afecto antes de que el árbitro pitara el inicio del partido, pero luego cada uno buscó lo mejor para su equipo, como es lógico y propio de profesionales. Sin ir más lejos, Cech comprobó minutos después que, a veces, las amistades son peligrosas.
Fue precisamente el flamante fichaje del equipo inglés, Mata, el que abrió la lata checa. Recibió un pase sensacional de Xavi Hernández y superó por bajo al que es su compañero en el Chelsea. Cech no pudo hacer nada por evitar el gol a pesar de que debe conocer a Mata un poco por los entrenamientos que realizan juntos. Apenas llevan dos meses juntos, pero ese conocimiento no le sirvió para evitar que España se pusiera por delante. O quizá fue Mata el que sacó provecho de que los dos compartan equipo.
A quien sí le detuvo el portero de la chichonera su único remate fue a Torres. El delantero español sólo tuvo una ocasión de peligro, un remate de cabeza forzado que le salió flojo y al centro, lo que facilitó el trabajo al guardameta. Ahí no tuvo nada que ver el que sean compañeros desde hace meses. Torres no acaba de volver a brillar con la selección por mucho que lo intenta, y en Praga estuvo un poco perdido, fuera de sitio.
Al final, Mata se llevó la gloria, Torres vio pasar otro tren sin poder subirse a él y Cech, el perdedor, deberá esperar a la última semana para clasificarse a la Eurocopa con su selección. Quizá en Polonia o Ucrania puedan volver a repetir este duelo a tres. Lo malo para Cech es que, en este caso, son dos contra uno. Eli Wallach no va a intentar disparar a Clint Eastwood, sino que los dos van a querer abatir a Lee Van Cleef, igual que en Praga.
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