Hace tiempo que Mata se lo ha ganado en el campo, pero ha continuado siendo el último de la fila en la lista de los mejor pagados. Da la impresión de que Manolo Llorente, experto negociador, ha jugado con fuego. Lo ha hecho o lo está haciendo demasiado largo. En dos años de promesas, el club no ha sabido utilizar la vara de medir cariño y ha estado a punto a convertir en un problema la ampliación del contrato de un futbolista que controla los sentimientos, que conoce el valor de los silencios, que a veces dicen más de lo que parece.
Con 22 años el asturiano se ha hecho hombre antes de tiempo. Lo de futbolista lo llevaba en los genes y en cada partido con el Valencia o con la Selección ha ido creciendo. Estímulo y respuesta. Pero fuera del campo también ha progresado y continúa tan hermético como siempre. Y aunque le recuerden que es de los que menos cobra no pierde la media sonrisa de pícaro, quizá porque sabe que cada desborde, cada diagonal, cada centro, cada asistencia, cada gol, es una pieza más que encaja en el gran puzle del éxito.
Juan tiene una especial visión del fútbol y además goza de la polivalencia, porque igual se desenvuelve en la media punta que como extremo, aunque tiende más a irse hacia el centro, jugando entre líneas, entre dos aguas, lo que es un inconveniente añadido para el rival que defiende. Ya lleva tiempo convertido en una pieza fundamental del juego ofensivo del Valencia como para merecer un reconocimiento, como antes lo han tenido otros jugadores.
http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2010-09-27/hora-juan-mata-20100927.html
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